jueves, 18 de septiembre de 2008

Atentado en Morelia

Por Infonor
17/09/2008 - 09:07 AM
Saltillo, Coah.- Cuando José Erick Alba Villarreal se planteó la idea de hacer una crónica de cómo vivía la gente su patriotiosmo en medio de la escalada de violencia que aqueja a Morelia, Michoacán, no se imaginó que su labor de reportero lo llevaría a ser testigo, por poco y víctima, de la más estremecedora y cruel manifestación de fuerza de la delincuencia organizada: un ataque premeditado contra civiles inocentes congregados en una festividad popular.

Erick Alba es coahuilense, su vocación por la música le llevó hace años a estudiar en el Conservatorio de Las Rosas, en Morelia, y luego regresó a su natal Monclova, a realizarse en otras de sus pasiones, el periodismo. Fue reportero de El Zócalo, en esa ciudad, y posteriormente de La Voz, en Piedras Negras.

En 2006 se le abrió la oportunidad de regresar a Morelia, ahora como reportero de La Jornada Michoacán, y con la idea de preparar una crónica para ese diario, fue que la noche del quince de septiembre acudió a la plaza principal en donde se desarrollaría la ceremonia conmemorativa de “El Grito de Independencia”.


UN FESTEJO QUE TERMINO EN DUELO

Entrevistado vía telefónica para Frecuencia Coahuila, la revista informativa que Infonor produce para las estaciones de Megaradio en Torreón, Monclova, Nueva Rosita y Piedras Negras, Erick Alba da inicialmente un contexto de cómo se vive el quince de septiembre en Morelia:

“La celebración del 15 de septiembre en el estado de Michoacán, es la antesala realmente de la conmemoración, el día 30, del natalicio de José María Morelos. Es muy festiva, colorida, con muchos castillos pirotécnicos, y como Morelia es una ciudad con vocación turística atrae mucho público de estados vecinos, como anoche (el lunes) cuando estaba gente de Guerrero, Querétaro y la Ciudad de México”.

Y nos relata, el reportero, cómo vivió él esos momentos que han estremecido a México:

“Yo estaba ahí, no me tocaba cubrir la conmemoración, aunque a mí me interesaba estar presente para hacer una crónica el día de hoy sobre cómo vivió la gente, precisamente en el marco de esta violencia que se ha desatado en el estado, que ha generado un pánico colectivo, una indignación muy justificada, a mi me interesaba ver cómo vivía la gente su patriotismo”.

Abunda: “Incluso hice entrevistas del ramo turístico del gobierno municipal, donde ellos mismos me decían que la intención era provocar una convicción de liderazgo surgida de la figura de Morelos”.

La festividad se venía desarrollando en Morelia en forma muy similar a como se da en las ciudades de Coahuila, por la tarde la plaza principal fue escenario de un concurso de bandas de guerra, incluso con presencia de elementos del Ejército, y se presentaron además números musicales que antecedieron la presencia del gobernador Leonel Godoy en el balcón del Palacio de Gobierno.

“Cuando el Gobernador estaba dando las campanadas luego de los gritos de Viva México, fue el momento de la primera explosión, que fue justamente frente a su balcón de Palacio, a un costado de la Catedral de Morelia”.

“Fue precisamente en un sitio donde se dispusieron unas vallas metálicas, eso al conjuntarlo con la pared exterior de la Catedral formó un embudo donde yo mismo circulé por ahí cinco minutos antes de la primera explosión, ahí se formó una aglomeración muy importante de gente donde se dejó caer la primer granada”.

Todavía tañían las campanas cuando se escuchó la primera explosión, Erick Alba relata: “Al principio generó mucha confusión, porque se pensó que había sido un cohetón, la gente ni siquiera se dispersó, fue un momento muy extraño porque la gente siguió ahí parada, yo mismo pensé que un cohetón se había salido de su trayectoria y había caído entre la gente, el gobernador mismo declaró que pensó eso”.

“Después la gente empezó a dispersarse un poco porque había personas heridas, y se dieron cuenta después de que los heridos ya estaban muertos, había mucha sangre, gente llorando”.

“La segunda explosión se suscitó después hacia el lado poniente de Palacio de Gobierno, aproximadamente a tres cuadras, en un lugar muy concurrido, el mercado del dulce, en contraesquina de una iglesia importante de la ciudad, que es la Merced, y ahí resultó muerta otra persona que le explotó la granada en los pies”.

Para el reportero, no fue fácil acercarse en la aglomeración, donde la gente confundida corría, y desde la esquina a donde llegaron las ambulancias tomó nota de lo que iba ocurriendo.

De acuerdo con el reporte más reciente de las autoridades, siete personas fallecieron, hay más de cien lesionados, al menos veinticinco de gravedad.

En la atención a las víctimas participaron trece hospitales, destacando uno de ellos que por un conflicto laboral se encontraba cerrado y los trabajadores abrieron para recibir a los heridos.

Se le preguntó al coahuilense, testigo de lo ocurrido, si había algo que hiciera pensar en que se podría presentar un hecho violento de esa naturaleza:

“El Procurador del Estado Miguel García Hurtado ya reconoció públicamente que las oficinas de seguridad, las C4, recibieron llamadas de advertencia en el transcurso de la semana aunque esas llamadas no hacían referencia específicamente a Morelia”.

“El Procurador insiste en que se tomaron las medidas necesarias y que se desplazaron alrededor de 200 elementos para proteger las celebraciones patrias; aunque en el caso de Morelia había seguridad, nosotros la vimos desde temprana hora, solamente se ejerció una vigilancia, no hubo un operativo de revisión de mochilas o nada parecido”.

Y señala el reportero, que algunas versiones indican que un comando de seis camionetas con placas de Guerrero fue captado por cámaras de seguridad circulando por calles importantes de la periferia y de la zona centro de Morelia.

“Algunos testigos hablan de un hombre corpulento vestido con ropas negras que arrojó la primer granada y antes de arrojarla pidió perdón en voz alta por lo que iba a hacer”, narra el entrevistado.

En un día de asueto, de fiesta en México, y particularmente concurrido en ciudades turísticas como Morelia, este 16 de septiembre se vivió en la capital de Michoacán una calma tensa, “más que indignación, que efectivamente la hay, también hay una tristeza generalizada”.

“En la zona centro de la ciudad, tradicionalmente muy ruidosa por los problemas de tráfico, donde lo habitual son los gritos y los claxon sonando a todas horas, y hace rato que pasé por ahí me llamó la atención que la gente conduce en forma muy lenta, lo que es contrastante con la vida diaria, nadie toca su claxon, la gente ni siquiera habla cuando camina por la calle, las miradas se centran de inmediato en los elementos militares que todavía tienen sitiado el primer cuadro de la ciudad”.

“En la mentalidad colectiva la tragedia no se centra solamente en el número de personas fallecidas o heridas, esto viene a reafirmar la inseguridad que se vive en el estado, los michoacanos se están sintiendo rehenes del crimen organizado”.

En su análisis, el periodista considera que esta mezcla de tristeza e indignación, apuntará a una respuesta de la ciudadanía en cuanto a la denuncia, en cuanto a la queja, la participación de la propia ciudadanía para poner un freno.

Respecto a las víctimas, Erick Alba Villarreal, explica que muchos son visitantes, por ejemplo hay una familia entera hospitalizada que provenía de Querétaro y estaba de visita exclusivamente para la ceremonia del Grito de Independencia. La información hace referencia a que entre los fallecidos hay más mujeres que hombres, y entre los lesionados hay jovencitas menores de edad.

A varias decenas de kilómetros de su ciudad natal, Monclova, y aún más de Piedras Negras, donde también laboró, Erick Alba ejerce el periodismo en una ciudad enlutada, y allá ha quedado de alguna manera incomunicado, pues en la confusión generada tras el atentado, perdió su celular, con lo que sus amigos y familiares han tenido dificultades para contactarlo, buscando enterarse de cómo se encuentra:

“A todos ellos les digo muchas gracias por su preocupación, yo como todos los mexicanos, lamentamos, condenamos, estos hechos tan terribles. Me tocó estar presente, pero afortunadamente estoy bien, y desde el escritorio, donde es la verdadera trinchera final del periodista pues estamos haciendo el trabajo que pueda ayudar a aportar otra vez un poco de tranquilidad a esta ciudadanía que ya está diezmada ante el caos del crimen organizado en México”, concluyó el entrevistado, haciendo también un reconocimiento a sus compañeros en Morelia que en la cobertura informativa de los hechos arriesgaron su propia vida.
Fuente: Periódico Zócalo


Me gustaría escribir muchas cosas, creo que la crónica y el video dicen mucho más de lo que leemos y vemos. Sólo me pregunto ¿y ahora?

1 comentario:

Anónimo dijo...

el niño saids
Mejor pon Morelia es medio confuso que diga Morelai...yo hasta pensé que era otra ciudad de báltico :S jejejejje